20 de Julio de 2009
El Gobierno dilatará las respuestas a los reclamos
opositores
Usará las mesas de diálogo sólo para canalizar quejas; dudas
sobre el papel de Randazzo
Cristina
Kirchner
escuchó el parte y ordenó: "Vos avanzá con las convocatorias
a los políticos. La oposición tendrá que dar el debate en el
Congreso". Así respondió la Presidenta a los reclamos
opositores que le transmitió
el
ministro del Interior, Florencio Randazzo,
el funcionario que quedó a cargo del diálogo con los
partidos políticos.
No habrá en lo inmediato respuestas concretas a los reclamos
que haga la oposición en las reuniones que cada semana
encabece el ministro político. Su función, por orden de la
Presidenta, es mostrar que el Gobierno está abierto al
diálogo y, por lo menos en los primeros encuentros, nadie
podrá llevarse de él nada.
La estrategia de la Casa Rosada busca generar un ámbito para
que la oposición canalice sus quejas, pero el Gobierno
dilatará cualquier decisión que pueda ser consecuencia de
esos pedidos.
Esa actitud tiene una explicación entre los hombres que
acompañan a la Presidenta: las puertas recién se abrieron la
semana pasada y para capitalizar la jugada después de tantos
años sin reuniones, la jefa del Estado necesita que todos
sus oponentes pasen por Balcarce 50. El Gobierno, mientras
tanto, buscará la forma de reacomodarse tras la derrota
electoral que lo obligó a hacer algunos retoques en sus
relaciones políticas.
Hasta dónde podrá aguantar la presión Randazzo es una
incógnita entre los funcionarios. Sucede que en el primer
encuentro, con
el
presidente de la UCR, Gerardo Morales, y la diputada electa
Margarita Stolbizer,
Randazzo escuchó que si no recibían respuestas, pedirían
directamente hablar con Cristina Kirchner, una advertencia
que podría hacer caer toda la jugada. El tomó nota.
El tema preocupa en la Casa Rosada porque ya la invitación
del ministro nació herida. Su convocatoria, la primera tras
la derrota electoral, casi naufraga ante los
cuestionamientos de la oposición, que intuía que el Gobierno
se negaría a debatir otros temas más allá de la reforma
política. Sobre la marcha, Randazzo negoció con Morales para
evitar un fracaso.
Ante el escaso margen de acción del Gobierno, Randazzo
cedió. Siempre con la aprobación de la Presidenta, convocó
al
Acuerdo
Cívico y Social
todo junto y seguirá el mismo camino con la tercera
agrupación en el Congreso,
Unión Pro,
a quien recibirá el miércoles próximo.
Pero sólo podrá negociar un proyecto de ley sobre reforma
política que incluirá elecciones internas y obligatorias
para los candidatos de cada partido y una nueva política de
financiamiento de las campañas, además de propuestas sobre
voto electrónico o boleta única. Nada más.
"No va a discutir el Indec", anticiparon cerca del ministro
del Interior. "La orden de la Presidenta fue que avanzara en
la reforma política y que escuchara. Tampoco quiere
meterse", agregaron.
El funcionario es consciente de que el mayor reclamo es y
será la permanencia de
Guillermo Moreno
en el Gobierno. Ahí no hay dudas: la última palabra la tiene
el matrimonio presidencial.
Para evitar el fracaso de la primera ronda de encuentros,
los Kirchner concedieron una agenda parlamentaria
consensuada con la oposición el mismo día en que comenzaron
los diálogos, el miércoles. Ante el escaso margen que ya
tenía Randazzo, la decisión le dio un poco de aire.
En el Gobierno sostienen que la oposición tendrá la palabra
en el Congreso. Los diálogos de Randazzo, entonces, si la
coyuntura no lo obliga a dar un vuelco imprevisto, se
centrarán sólo en la reforma política. Cerca del
ministro se conforman con tener a fin de año listo ese
proyecto. Su historial de negociador había comenzado este
año sin brillos cuando protagonizó las reuniones con el
campo, que terminaron intempestivamente ante la falta de
acuerdos. Esta vez, y aunque con el resultado electoral
mediante, también parece tener poco margen de acción.
Extracto parcial de la nota de Mariana Verón,
diario La Nación.